Matilde, la abeja haragana
Había una vez una abeja que todos los días salía junto a sus compañeras
de colmena a recolectar néctar para luego fabricar miel. Pero era tan haragana
que hacia 1 flor… 2 flores… y cuando veía que nadie la observaba se escapaba y
se iba a dar vueltas por ahí, eso sí, siempre cerca del lugar donde estaban las
otras abejas, para entonces, volver junto al grupo y que nadie notara su
ausencia.
Así estuvo un tiempo, hasta que un día una de sus compañeras la ve y al
verla le pregunta: - ¿Matilde que hacés?
A lo que ella contesta: - estoy descansando para luego seguir con el
trabajo.
La otra abejita vuelve a preguntar: -¿descansando? si recién
empezamos.
-
Sí - dice Matilde - pero yo soy muy
rápida, ya me hice muchas flores y estoy cansada.
Sin creerle demasiado pega media vuelta y se va a seguir con el trabajo
antes de que la descubran.
Al día siguiente otra vez la misma historia: mientras todas trabajaban,
Matilde se la pasaba dando vueltas y descansando, cambiando el lugar (ya que el
día anterior había sido vista), eso sí, siempre cerca y a la vista para volver
con todo el grupo cuando estas terminaran su trabajo. Pero con tanta mala
suerte que otra vez fue descubierta, en esta ocasión no le dicen nada y al
volver a la colmena, las 2 abejas que la habían visto fueron a hablar con la
“abeja reina”. Proceden a contarle lo que estaba pasando con Matilde,
explicándole que las 2, y en distintos días, la habían visto pasearse y
descansar mientras ellas trabajaban.
-
Gracias por avisar, ya pensaré algo
para ella mañana, que con eso creo que le van a quedar pocas ganas de pasearse.
Y así fue, como al día siguiente y sin que nadie supiera, sale de recorrida
y efectivamente la ve a Matilde paseándose tal y como le habían dicho.
Al llegar la noche la reina la llama para preguntarle cómo le había ido,
a lo que Matilde responde asombrada: -
bien estoy cansada.
Al escuchar eso, por haragana y además mentirosa decide darle un
trabajito, y siguiéndole la corriente le dice: - bueno andá a descansar porque
mañana te va a tocar prepara preparar toda la miel solita.
Clotilde se vuelve a sorprender y le pregunta: - ¿puedo saber por qué reina?
En ese momento fue a comunicarle a la reina que por fin había terminado,
la reina la felicita.
-
Gracias - le dice Matilde.
Con un día como ese a Clotilde no
le quedaron más ganas de hacerse la haragana
Autor: Guillermo
Fajardo